Un destete con mucho amor.
Así podría titularse el destete que tuve con Pablo.
Siempre os digo que algún día os lo contaría y hoy ha llegado el día, pero antes os pongo en contexto.
Empecemos por el principio, Pablo nació a las 2 de la mañana en la semana 37. Nada más nacer me lo pusieron piel con piel, pero no hubo agarre espontáneo, Pablo era muy pequeño y le costaba mamar, así que cuando a las 9 de la mañana se lo llevaron para hacerle la primera revisión se dieron cuenta de que tenía bajada de glucosa y en vez de ponérmelo al pecho en intentar agarre y que mamase algo, le dieron directamente biberón.
Y ahí empezó mi odisea con la lactancia, lloré muchísimo porque no estuve bien asesorada mi pediatra me decía que tenía que tomar 60-90 ml de biberón y 10 minutos de cada pecho, ¿Así como iba a tener leche? Y pecho cada 3 horas. Me metieron tanto miedo con el peso, los percentiles que casi no dormía (pero eso es otra historia que ya os contaré).
En fin, continué con lactancia mixta hasta los 5 meses porque tenía miedo de que bajase de pecho, peses a que encontré una buena asesora de lactancia que me ayudó muchísimo y una pediatra, Paloma, a la que estaré siempre agradecida porque salvó mi lactancia.
Después de lo que había vivido los primeros meses y que por fin había conseguido la lactancia exclusiva y sin miedos, evidentemente mi idea de destete estaba más lejos que nunca. A partir de ahí disfruté muchísimo de la lactancia, de todos aquellos momentos “robados” desde el inicio, pese a que había noches de regresiones y sin dormir, me daba igual, era feliz así.
Los años pasaban y yo seguía feliz con mi lactancia, eso sí a medida que Pablo era más mayor también fuimos regulando las tomas de pecho.
A los 2 años y medio decidí hacer destete nocturno, me inventé un “método padre” a mi manera y en menos de una semana Pablo yo estaba destetado por la noche, este mismo método es el que aplico y enseño a las madres que deciden hacer destete nocturno.
Cuando Pablo tenía 3 años y medio, me acuerdo perfectamente era verano, tomé la decisión de destete total empecé a tener agitación por amamantamiento y supe que nuestra lactancia estaba llegando a su fin, pero quería hacerlo con mucho amor, después de un inicio tan duro realmente ¡Nos lo merecemos los dos!, iba a ser el mejor destete del mundo, lo tenía claro ya así fue. Me puse una fecha tope, enero y ¡fue perfecto!
Empecé en julio a limitar tomas, con una de las estrategias que más me funcionó, me inventé un contador para poder limitarlas y poder tomar yo misma el control de esas tomas (os lo cuento en el taller), le contaba a Pablo que “la teta” estaba llegando a su fin y que teníamos que hacer las tomas que nos quedaban con mucho amor, así que nos dábamos un abrazo especial después de cada toma, le hice entender que abrazos iba a tener siempre que lo necesitase y no os imagináis la cantidad de abrazos que nos dimos esa temporada de hecho incluso ahora en el momento que se siente un poco agobiado por algo me sigue pidiendo abrazos.
Y llegó el último día que tomó pecho, fue algo que no acordamos, simplemente pasó, lo teníamos claro los dos, hizo su última toma por la mañana, ese día no había contador, simplemente estábamos Pablo y yo, cuando se soltó dijo ya está mamá, nos dimos un súper abraso y le dimos gracias a “la teta” por toda la leche que nos había dado.
De verdad fue super bonito y lo recuerdo con tanto amor que me emociono cuando lo cuento.
En el 2020 me hice asesora de lactancia para ayudar a las mamás a que tuvieran una lactancia fácil y feliz, que no pasaran por lo que yo pasé, y ahora también tengo la suerte de poder asesorar y guiar a las mamás a que tengan un destete respetado, bonito y acompañado.
Si sientes que ha llegado el momento de destetar ya sea destete nocturno, parcial o total ¡Estoy aquí para ayudarte! No solo como profesional sino también como mamá. ¡Apúntate a mi TALLER DE DESTETE RESPETUOSO! Te dejo toda la información aquí |
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